Papá apriétame bien el esparto.
¡Venga!, que viene a por mí Pili y las demás ya están en el templo esperando.
Llevo la papeleta de sitio y mis nervios están intactos.
Cuando la fe consigue milagros, la promesa se hace corta y hasta a veces un regalo.
Que hoy sale mi Hermandad
y mi Cautivo ya está esperando
a que lo mire a los ojos y le diga: "Aquí estoy otro año, dando gracias, como siempre,
sin fallarte un Lunes Santo".
Este año todo en casa,
y por estrenarla se ha quedado,
mi medalla bien colgada
hasta que llegue el Aniversario.
Porque de llegar, llega,
y esto…
¡esto ya habrá pasado!
Hoy no iré tras tus pasos; hoy me quedo en el recuerdo de cada momento vivido y los que me quedarán a tu lado.